Con más de 200 obras, una muestra hace eje en la dimensión artística del tatuaje

La práctica de tatuar ha dado lugar a intercambios entre países, culturas y sociedades y se ha convertido en un fenómeno global en la presente creación artística.

Los tatuajes, nacidos hace más de cinco mil años como marca de deshonra y sometimiento, y cuya práctica fue evolucionando a lo largo del tiempo, cobran una nueva dimensión artística en una muestra de 240 obras históricas y contemporáneas de exponentes de esa práctica provenientes de Japón, Estados Unidos, Francia, Suiza y Polinesia, que se exhibirá hasta abril de 2022 en el centro cultural Caixa Forum, de Madrid.

La exhibición «Tatoo. Arte bajo la piel» se remonta a los orígenes del tatuaje -término proveniente de la palabra polinesia Tatau que significa «herida abierta»- y analiza el resurgimiento de este fenómeno, que es hoy permanente y global, mediante un enfoque antropológico, geográfico y artístico, que explora los distintos usos y funciones del tatuaje en distintas épocas y culturas.

Como particularidad, la exhibición «presenta una veintena de modelos de silicona tatuados por maestros de este arte, así como otra veintena de proyectos de tatuaje pintados en kakemonos» y destaca «el gesto del artista, los intercambios internacionales entre tatuadores y la aparición de estilos sincréticos«, según la página web del centro cultural ubicado en el madrileño Paseo del Prado.

La muestra, curada por Anne Richard, cuenta con cinco paradas, una de las cuales explica cómo el tatuaje se extendió por culturas de todos los continentes y qué usos y aplicaciones ha tenido en cada lugar. Así va desde la Polinesia que descubrió James Cook hasta el espectáculo estadounidense conocido como sideshow, que empieza a desarrollarse en 1840 y exhibía a personas tatuadas en los circos, compartiendo espacio con tragasables o mujeres barbudas.

La máquina de tatuar eléctrica, inventada en 1891 por Samuel O’Reilly también forma parte de la exposición, así como el intercambio de técnicas entre estadounidenses y japoneses, que cruzaban el Pacífico para compartir sus secretos.

El surgimiento del primer club de tatuajes, inaugurado en el 1953, en la ciudad británica de Bristol también forma parte de la muestra que recuerda que Otzi, la momia de los Alpes, con 4.500 años de antigüedad, es la prueba más antigua de la práctica del tatuaje.

La exposición rescata la figura de artistas que transformaron el tatuaje, como el suizo Felix Leu (1945-2002), quien rechazó las distinciones entre arte académico y arte popular en referencia a esta práctica; la de Sutherland MacDonald (1850-1937), conocido como “el Miguel Ángel del tatuaje”; y la de la filipina Whang-od Oggay, de 104 años, considerada la tatuadora más anciana del mundo y la última maestra que encarna el legado de la tribu kalinga, en Filipinas, a través de sus diseños, según detalla el diario español El País.

Emmanuel Kasarhérou, presidente del Musée du Quai Branly de París, donde nació la exposición en 2014, explicó que con esta muestra se busca “rendir homenaje a este trabajo bastante mal conocido en los museos, y que existe de una manera muy periférica, para darle una consistencia y el valor que tiene”.

La muestra se exhibirá hasta el 17 de abril próximo en el Caixa Forum y después iniciará una gira de cuatro años por el resto de los centros de esta entidad cultural en España.

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Fernanda Andrea Sanchez
Coordinación general y periodística

Martín Zevi
Coordinación del Dpto. Audiovisual

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