
De acuerdo a los datos del ODSA, se estima que de no haberse generado el efecto de desaliento de búsqueda laboral y se hubiese mantenido el nivel de participación en el mercado de trabajo, la desocupación se habría incrementado.
Un informe difundido por el Observatorio de la Deuda Social (ODSA) de la Universidad Católica Argentina, basado en los resultados de un relevamiento propio hecho en 5.760 hogares entre julio y octubre últimos, muestra que la disminución de la actividad comercial y productiva que generó la cuarentena disminuyó las posibilidades de conseguir trabajo y llevó a gran parte de los cesanteados a una situación de desaliento en la búsqueda de empleo.
Una particularidad del 2020 pandémico fue la muy fuerte caída del porcentaje de la población que trabaja o busca trabajo. Las restricciones a la actividad no solo económica, sino general, hizo que muchos de quienes no pudieron hacer las tareas que venían haciendo se vieran también imposibilitados de buscar alguna otra ocupación. Eso frenó el aumento del índice de desempleo, que se define como el porcentaje de personas que buscan y no encuentran una ocupación laboral.
Según los datos de la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA) del ,ODSA se estima que de no haberse generado este efecto desaliento y si se hubiese mantenido el nivel de participación en el mercado de trabajo, la desocupación se habría incrementado a niveles cercanos al 28,5%.
A pesar de esto, la tasa de desocupación se incrementó, entre 2019 y 2020, del 11,3% al 13,9% de la población económicamente activa, el valor más elevado de la década.

La cuarentena impactó en la vida de los trabajadores/as y en sus actividades. Según los datos panel 2019-20 de la EDSA, el 23,6% de los ocupados en 2019 perdió su empleo o no puede realizar su actividad por cuenta propia un año después.

Una parte de ellos, el 13% de los ocupados en 2019, pasaron a la inactividad, presumiblemente por efecto desaliento. Este efecto también se observa en el 38% de las personas desocupadas en 2019 que abandonaron la búsqueda de empleo, aumentando la población inactiva.
Además, una proporción de los desocupados e inactivos en 2019 pudieron insertarse laboralmente, el 39,7% de los primeros y el 19,9% de los inactivos.
Sin embargo, estas nuevas contrataciones o actividades por cuenta propia no pudieron balancear la pérdida de empleo y, a pesar del efecto desaliento, la tasa de desocupación se incrementó de 11,3% a 13,9% de la población económicamente activa entre 2019 y 2020.
Por otra parte, la mayor pérdida de empleo se genera en los grupos laboralmente más precarizados.
Independientemente de la prohibición de realizar despidos, el 23,5% de los ocupados en subempleos inestables en 2019, el 12,7% de los que poseían empleo precario y el 7% de los trabajadores con empleo pleno de derecho en 2019 pasaron a una situación de desempleo un año después.

Solo pudieron ocuparse en un empleo de calidad en el 2020 el 73,1% de los que ya lo tenían en 2019, el 26,4% de los que anteriormente tenían un empleo precario, el 16,6% de los que presentaban un subempleo inestable y el 5% de los desocupados.
Fuente: Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina
———————–Fernanda Andrea Sanchez
Coordinación general y periodística
Martín Zevi
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