El proyecto de etiquetado frontal tiene dictamen favorable de la Cámara de Diputados

El proyecto de ley de etiquetado de alimentos, que fija pautas para una alimentación saludable, quedó en condiciones de ser debatida por el plenario del cuerpo.

La legislación propuesta establece la colocación de una serie de sellos frontales (octógonos negros y letras blancas) en los envases de alimentos con altos contenidos de sodio, azúcares, grasas saturadas, grasas totales y calorías.

El texto aprobado y enviado por el Senado en octubre pasado fue tratado por las comisiones de Legislación General, de Acción Social y Salud Pública, de Industria y de Defensa del Consumidor, donde se impuso un dictamen de mayoría impulsado por el Frente de Todos y acompañado por algunos diputados de Juntos por el Cambio y otras bancadas minoritarias, que totalizó 91 firmas, 6 en disidencia.

Además, una docena de diputados del PRO apoyaron un dictamen de minoría de la macrista Carmen Polledo, que proponía diferentes formas de etiquetado de los alimentos, entre otras cuestiones.

En tanto que otros dos integrantes de la bancada opositora avalaron un tercer dictamen, elaborado por Alejandro García, que rechaza la implementación del etiquetado.

Un cuarto dictamen, con 5 firmas, fue propuesto por el oficialista tucumano Pablo Yedlin que marcó algunas diferencias que se suscitarían a partir de la aplicación del proyecto, y que contó con el acompañamiento de legisladores de provincias azucareras, como dos radicales y una jujeña del FdT.

La diputada Daniela Vilar, del Frente de Todos, sostuvo que «hoy los niños y las niñas tienen un 32% de probabilidad de tener problemas de malnutrición, a causa de esta situación que estamos viviendo, de absoluta complejidad de pobreza estructural y de vulnerabilidad en la que estamos viviendo».

Su compañera de bloque, Florencia Lampreabe, una de las que más trabajó para que se apruebe el proyecto, señaló: “Esta legislación atañe específicamente a la industria de las dietas y de lo light, donde encontramos muchos productos disfrazados que también tienen exceso de productos críticos que buscamos advertir”.

“Una cosa es cuando uno decide comprarle caramelos a nuestros hijos a sabiendas de que no es lo mejor, y otra cosa muy diferente es cuando uno le está dando caramelos sin saber en galletitas, en los cereales y en el desayuno”, agregó.

La radical Brenda Austin, que formo parte de la veintena de diputados de Juntos por el Cambio que apoyaron el proyecto, explicó: “Acompañamos la media sanción en el convencimiento de que estamos saldando una vieja deuda del Congreso básicamente con dos derechos como son el acceso a la información y el acceso a la salud”.

Por su parte, el titular del interbloque Unidad Federal para el Desarrollo, José Luis Ramón, indicó que «cuando hay un octógono de color negro, que dice que hay exceso de azúcar, de sal o de grasa, lo que esta haciendo es dar información al consumidor y es un derecho constitucional”, dijo.

También sumó su respaldo el interbloque Federal, a través de la integrante de Córdoba Federal, Claudia Márquez.

Con disidencia parcial en relación al dictamen de mayoría, la radical Carla Carrizo, expresó que el modo en que nos alimentamos «tiene que ver con el modo en que vivimos. No solo se trata de vivir más sino de vivir mejor. Es fundamental el cambio de enfoque en el modo en que se producen los alimentos y el modo en el que los consumimos”.

Sobre su discrepancia, que no impedirá que acompañe el proyecto en la votación en general, remarcó: “Las mejores leyes no son las que delegan mucho margen en la reglamentación del Ejecutivo. Por eso se debería especificar bien cuáles son los alimentos obligados, procesados, ultraprocesados».

A la hora de justificar los dictámenes de minoría, Polledo señaló que «hay otra forma de informar siendo menos agresivos y estigmatizantes que permitirían brindar información más precisa, más útil y más integral”.

El diputado republicano Alejandro García, por su parte, defendió su dictamen de rechazo, acompañado sólo por su compañera de bancada Soher El Sukaria.

Deberíamos preguntarnos cómo hacer para que los argentinos sigan comiendo y hacer de esto una política pública, y no una herramienta más para el Poder Ejecutivo que le sirva para ir sobre algún otro sector productivo”, enfatizó.

Por último, Yedlin, que sumó a su dictamen el apoyo de la jujeña Carolina Moisés (FdT) y de los radicales tucumanos José Cano y Lidia Ascarate, explicó que la ley «tiene algunos errores que no podrán ser salvados en la reglamentación”.

Así, se descartó la alternativa que le ofrecían los impulsores del dictamen de mayoría para aclarar una serie de puntos del texto en esa instancia.

El etiquetado frontal solo debería ser utilizado en alimentos procesados y ultraprocesados, con algunas excepciones, se debería usar otro perfil de nutrientes y, además, ampliar los plazos para adaptarse a la ley, sobre todo en pequeñas y medianas empresas”, resumió.

Un proyecto sin modificaciones

El etiquetado frontal de advertencias es sólo uno de los ejes del proyecto de ley, pero es también el que más controversias genera. En este sentido, las entidades que lo apoyan exigen que sea aprobado sin modificaciones.

Además de los colectivos ya mencionados, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y Unicef recomendaron que se sancione el proyecto “sin cambios y sin más dilaciones”.

Según informó la Agencia de Noticias Télam, las tres organizaciones sostienen que si la Cámara de Diputades aprueba el proyecto tal como lo recibió del Senado, Argentina dará “un paso sustantivo y ejemplar en la protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes”. Se refieren especialmente a “la mejora de la alimentación y en la salud pública, previniendo enfermedades, discapacidad y muertes”.

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Fernanda Andrea Sanchez
Coordinación general y periodística

Martín Zevi
Coordinación del Dpto. Audiovisual

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