Santiago del Estero en su declaración de autonomía en 1820 inició un proceso de construcción permanente de derechos e identidad, una autonomía que se renueva constantemente en su lucha federal, en su economía, en políticas innovadoras que abren nuevos horizontes.
La situación en los años anteriores atestigua que venían de dos revoluciones dirigidas por el coronel Juan Francisco Borges, que entre los años 1815 y 1817 convulsionaron el clima interno pero no llegaron a conformar la tan ansiada autonomía.
El 31 de marzo de 1820, luego de poner en fuga las tropas tucumanas de guarnición en la ciudad, al mando del general Echauri, enviado del gobernador Araóz, el Comandante de Abipones, Juan Felipe Ibarra, es elegido gobernador por el Cabildo.
«Ofrecemos nuestra amistad respetados hermanos y conciudadanos de Tucumán y el olvido de lo pasado a los que nos han ofendido , inmolando todo resentimiento sobre las aras de la religión y de la patria».
El artículo 5° del Acta de proclamación de la autonomía.
Ibarra convoca a una asamblea a representantes de todos los departamentos. Reunida ésta el 27 de abril de 1882 declara solemnemente la autonomía política. «Negamos toda subordinación que Tucumán alega tener sobre Santiago, expresa el cabildo. El pueblo no hizo sino ejecutar su derecho. Ante la disolución del Congreso Nacional los pueblos reasumen la soberanía que en él habían delegado».
Desde entonces quedó erigida Santiago del Estero, como provincia autónoma dentro de la República Argentina. Esta autonomía se renueva constantemente propiciando el crecimiento y desarrollo de una provincia con independencia económica, dispuesta a luchar por el federalismo, con un gran avance en políticas públicas con visión que sientan bases sólidas.
———————–Fernanda Andrea Sanchez
Coordinación general y periodística
Martín Zevi
Coordinación del Dpto. Audiovisual